[Estas notas están dirigidas a intentar entender mejor el recrudecimiento de las estrategia represiva de la Generalitat contra el movimiento durante el último año y medio (2011-2012), en Barcelona y Catalunya.]
El gobierno ha lanzado el mayor ataque represivo que se recuerda por lo menos desde el 2001.
El ataque es físico: heridas, torturas, detenciones e incluso prisión.
el Arte de herir a uno para aleccionar a miles
El ataque es simbólico. Psicología de masas: Asistimos a la creación de un enemigo interno. La capacidad de hacer irracional toda forma de lucha que no sea de las que no cambian nada.
Se trata de crear una figura no humana, un monstruo, que sea fácilmente abatible social y físicamente. En Grecia los conocidos desconocidos, en Madrid los encapuchados, en Barcelona los anti-sistema de procedencia anarco-italiana. Se trata de personajes creados en la redacciones de los periódicos, en donde se busca la división de la comunidad de lucha mediante la extirpación y la caricatura de las partes llamadas “irracionales” y “radicales” del movimiento. Las causas que llevaron a las protestas y al conflicto son intencionalmente borradas, la responsabilidad de los hechos individualizada y criminalizada.
Quitar el agua al pez, para luego reducirlos uno a uno, turno por turno.
El ataque es psicológico: Ya sean por las secuelas del ataque físico o por el ataque criminalizador, las personas que se han animado a luchar se sienten afectadas psicológicamente. Obligadas en muchos casos a desertar o a reafirmarse de manera a veces defensiva. Soledad, auto-inculpación, deserción y apatía, entre muchas otras secuelas.
La reacción de los movimientos es dispar.
Repliegue: Ante tal ofensiva la primera reacción del movimiento en general fue el repliegue.
Repliegue indentitario: El ataque se ha dirigido a todos los grupos políticos, al movimiento, pero como es usual solemos replegarnos en los espacios en los que nos sentimos más cómodos, más afines. Mientras tanto, la potencia que se abre, aquellos que apenas han comenzado a manifestarse, es decir, los que no tienen espacio político, quedan aislados.
Toda esta situación con sus consecuencias represivas, con sus procesos judiciales, de naturaleza, cabe recordarlo, individualizadora, hacen aún más difícil la tarea de coordinarnos como movimiento.
Existen algunas redes de apoyo mútuo, pero que no siempre se cruzan entre sí y lo que es peor, corren el riesgo de dejar fuera a aquellas personas que no cuenten con una red amplia establecida con anterioridad. Por ejemplo, Alerta Solidaria se ocupa de los detenidos que pertenecen a la izquierda independentista. Los detenidos sindicados son cubiertos por sus sindicatos. En algunos barrios se han generado grupos de apoyo compuestos por gente diversa de las asambleas, pero apenas tienen conexión entre sí. Un grupo de gente en Rereguarda une a los grupos que se iniciaron a partir del #15m. Y por otro lado, un largo listado de gente desconocida que fue detenida golpeada y que es difícil saber dónde están.
¿Qué cabe esperar del movimiento?
Esperamos que el movimiento pueda agrupar todos los casos, que no deje ninguno. No podemos permitirnos dejar a nadie en el camino, ese no es nuestro estilo.
Esperamos que podamos dignificar nuestros actos dándoles sentido en su contexto.
Esperamos que se pueda re-crear el espíritu que nos llevó a la calle para volver a salir.
Esperamos que nos tomemos en serio todas las consecuencias que se derivan de nuestros actos, sin tener que auxiliarnos en lo que hace el poder contra #nosaltres para poder justificar nuestra posición.
Parece importante entender que cuando se reprime al movimiento no se reprime a una parte del #nosaltres, tampoco a una formación política o ideológica, lo que se se ataca, lo que se quiere extirpar es una práctica, una forma de hacer que puede extenderse y ser reproducida, una práctica que por su capacidad de contaminación resulta absolutamente peligrosa: Tomar una plaza o hacer una huelga…
Sí comprendemos que las victorias se gestan en la retaguardia y no en la vanguardia quizás comencemos a ganar.